PREGUNTAS MÁS FRECUENTES
¿Qué es la Ludopatía?
La característica esencial del Juego Patológico es un comportamiento disfuncional recurrente y persistente de juego que interrumpe las actividades personales, familiares y/u ocupacionales.
Generalmente se desarrolla un patrón de “recuperación de pérdidas” con una necesidad urgente de mantener el juego, a menudo con mayores sumas de dinero apostadas y mayor tiempo invertido en el juego para recuperar.
El Juego Patológico es un trastorno adictivo no relacionado con sustancias. Algunos le denominan una adicción pura ya que sin introducir nada en el cuerpo, se genera la adicción.
Al Juego patológico también se le denomina ludopatía y en menor medida juego compulsivo.
¿Qué es el juego?
El juego es una actividad común e importante que se utiliza para la diversión y disfrute de sus participantes. Además de su carácter lúdico, el juego posibilita la socialización y el aprendizaje de distintas conductas y roles.
Dentro de los distintos tipos de juegos podemos distinguir a grandes rasgos entre aquellos que requieren de una determinada habilidad por parte de la persona que juega, como por ejemplo, el baloncesto, el fútbol, el balonmano, etc. y aquellos que se denominan juegos de azar, en los que el resultado no depende de las habilidades del sujeto, como pueden ser las maquinas tragaperras, el bingo, la ruleta, etc. Estos últimos, los denominados juegos de azar, son los que pueden acarrear verdaderos problemas para las personas que los practican, sobre todo cuando llevan asociada una apuesta económica de por medio.
Juego patológico, ¿enfermedad o vicio?
Desde una concepción del juego patológico como un vicio se percibiría a éste como una práctica que se considera inmoral o depravada, lo cual supondría asumir el juego patológico como causado por una falta de voluntad o déficit moral por parte del jugador. Este tipo de definición del jugador patológico está totalmente sujeta a juicios subjetivos y a conceptualizaciones de tipo moral e incluso religioso. Definir la ludopatía como un vicio se corresponde con una acepción peyorativa para hablar de este problema por parte de las personas que no lo conocen, comprenden ni padecen.
El vicio es una categoría moral, el Juego patológico no se corresponde con esto, es un trastorno, reconocido como tal por la Organización Mundial de la Salud.
Los jugadores patológicos se descontrolan y son incapaces de dejar de jugar, incluso cuando desean hacerlo. La razón es que han adquirido un hábito que se ha fortalecido en exceso a fuerza de repetirlo y del que se sienten incapaces de desprenderse.
¿Tengo un problema con el juego?
Por lo general, las diferencias entre las personas que no tienen problemas con el juego y las personas que si lo tienen se establecen fundamentalmente en torno a tres aspectos:
- La función del juego: Las personas que no tienen problemas con el juego buscan en éste una forma de entretenimiento, de pasar un rato ameno acompañado de otras personas como pueden ser familiares o amigos.
Las personas que tienen problemas con el juego buscan con la actividad de jugar una forma de ganar dinero y/o una forma de evadirse de sus problemas. Estas personas juegan en solitario.
- El tiempo/dinero empleado en el juego: Las personas que no tienen problemas con el juego suelen realizar esta actividad en momentos en los que no interfiere con otras actividades que se pueden considerar prioritarias, como la familia o el trabajo, de forma opuesta, los jugadores con problemas van a anteponer el juego no sólo a otras actividades, sino también a ciertas obligaciones laborales, familiares o sociales.
En cuanto al dinero apostado, las personas que no tienen problemas de juego, no suelen emplear cantidades de dinero que excedan a sus posibilidades económicas, e incluso pueden establecer una cifra a gastar de antemano. En cuanto a los ludópatas, es posible que también establezcan la cantidad concreta que quieren apostar de antemano, pero ésta se suele incrementar, apostando siempre o en la mayor parte de los casos más de lo planeado.
- Los engaños y mentiras: Como consecuencia del tiempo y dinero dedicados al juego, el jugador patológico utiliza la mentira como medio para ocultar su problema, lo que propiciará el incremento de las consecuencias negativas de un juego descontrolado.
¿Cómo deben de actuar los familiares?
Una de las primeras cosas que pueden hacer los familiares que se enfrentan a este problema es examinar la situación emocional en la que se encuentran e intentar paliarla.
Aspectos que aparecen con frecuencia en los familiares son determinados sentimientos de culpabilidad por diversos aspectos como por ejemplo, no haberse dado cuenta antes del problema. Los familiares han de entender que estos sentimientos no se ajustan a la realidad, que ellos en ningún caso son los responsables del problema, y que se están enfrentando a un trastorno psicológico que muy posiblemente escape de su control e incluso en muchos casos de su comprensión.
Una vertiente en la que pueden colaborar los familiares y amigos de un ludópata es ofreciéndole su comprensión y apoyándole a la hora de tomar decisiones difíciles que se le pueden plantear como el acudir a una asociación o centro especializado en juego patológico. Dejar claro que el hecho de apoyarle no significa encubrirle o hacerse cargo de sus deudas.
Resaltar, que normalmente los familiares no tienen formación ni experiencia en este tipo de problemas, y que las buenas intenciones, sin estos dos elementos, a menudo conllevan el fracaso. Por ello es aconsejable acudir a una asociación dotada de profesionales con experiencia en juego patológico, que se encargarán de aplicar al enfermo el correspondiente programa de rehabilitación.
Los familiares pueden acudir a la asociación a pesar de que no acuda el familiar enfermo. Las terapias tanto de grupo como individuales les ayudarán a comprender el problema y actuar con conocimiento.
¿Se cura?
El juego patológico es una enfermedad que cursa de forma crónica, es decir, dura para toda la vida.
Que este trastorno sea crónico no significa que una persona que ha perdido el control sobre el juego, si se somete al oportuno programa de rehabilitación supervisado por profesionales, no pueda alcanza un estilo de vida normalizado. Lo que se intenta decir cuando se habla de cronicidad es que una persona que ha padecido este trastorno, siempre va a tener más probabilidades de experimentar deseos de jugar e incluso episodios de juego incontrolado que otra persona que nunca ha tenido problemas de juego o para controlar el juego. LA LUDOPATIA NO DE CURA, SE REHABILITA.